Etica del Educador

Ser maestro toda una aventura!


Vale la pena ser maestro ?, esta es una de las preguntas a la que diario nos enfrentamos, teniendo en cuenta que es la misma sociedad y los mismos maestros que hacen que nuestra profesión se cuestione y desvalorice haciéndola sentir como una carga pesada y una responsabilidad que llevaremos toda la vida; pero es aquí donde me pongo de acuerdo con Carina Ratero la Autora del texto ¿Vale la pena ser maestro?  donde mencionaba algo muy importante nadie debe morir sin vivir esta aventura, es algo que solo lo sabemos los que están ejerciendo y los que estamos empezando esta tarea de enseñar; es claro que depende de mucha entrega, sacrificio de vocación y amor por la profesión, pero es una labor que nos sorprende cada día y aunque muchos piensen que nos quedamos ahí, es al contrario siempre estamos mirando lejos.







Vídeo de la ponencia "Ética del educador"







Ponencia

Comienzo mi ponencia con una frase de la oración de san Francisco de Asís que dice donde haya odio, siembre yo amor, la violencia siempre la combatimos con violencia, si encontramos odio respondemos con la misma moneda, la del odio no es sumamente difícil obsequiar amor. El cristianismo nos pide que amemos a nuestro enemigos… así de exigente ¡Cierto! Muchas veces hemos fallado pero sembremos los caminos de amor para cosechar amor y así iremos cambiando la faz de la tierra, no olvidemos que Dios es amor y el que vive en él permanece.
El maestro:
Un maestro tiene que aprender lo que enseña, la forma como lo enseña, y todo absolutamente todo sobre los alumnos que estarán sometidos a nuestra actividad profesional, pero no debemos contenernos solo en esto porque el maestro nunca finaliza su formación tiene que seguir aprendiendo, el maestro soporta durante toda su vida la obligación de ser humano de sí mismo, de mantenerse, de estar siempre atento teniendo los pies bien puestos en el presente y la mirada puesta en el futuro.
Quisiera continuar con algo muy importante de la práctica del maestro y es la enseñanza, enseñar es una práctica educativa que potencia a la humanidad y que busca favorecer el aprendizaje, no se enseña en el vacío si no para que se produzca un cambio en las personas a quienes se les enseña.
Como lo menciona un documento trabajado el de los cuatro principios del educador donde se plantea  que debemos entregarle a la sociedad personas de alta preparación y que esto se logra cuando se está preparado, y es aquí cuando resalto la frase de Tomas Fuller “el que conoce poco, lo repite a menudo” Existen muchos fenómenos que involucran los procesos de enseñanza y aprendizaje y que como docentes debemos involucrar al alumno en esas formas de ser, conocer, hacer y vivir la realidad permitiéndole adaptarse a los cambios y de igual manera transformarla y crecer como persona. En términos de Paulo Freire lo que debemos hacer es colocar al alumno nuevamente en el centro de nuestras preocupaciones, teniendo en cuenta que actúa, que piensa, que habla, que sueña, que ama, que odia, que crea, que sabe e ignora, que afirma y se niega, que construye y destruye.
Es importante mencionar un aspecto que se plantea en el documento del congreso estatal del educador, sobre que la educación debe estar a la par con la realidad en busca del desarrollo social enmarcado en ser sujetos de derecho y así facilitar la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos.
Ramos, M 2000 enfatiza que la educación es un proceso social que debe responder a las características de la sociedad en la que está inscripta.
A continuación cito un texto de Carina Rattero Donde nos preguntamos qué valor tiene hoy educar... Encuentro varias respuestas como que vale la pena la educación porque construye nuevas subjetividades y ficciones colectivas, permite imaginar, y luchar por un mundo con  buena educación.
Es una de las preguntas a la que diario nos enfrentamos teniendo presente que es la misma sociedad y los mismos maestros que hacen que nuestra profesión se cuestione y desvalorice haciéndola sentir como una carga pesada y una responsabilidad que llevaremos toda la vida, pero en este texto de Carina Rattero mencionaba algo muy importante y que me llamo la atención y es que nadie debe morir sin vivir esa aventura, esto es algo que solo lo sabemos los que están ejerciendo y los que estamos empezando esta tarea de enseñar; es claro que depende de mucha entrega, sacrifico de investigar, de vocación pero es una profesión que nos sorprende cada día pero que nos contenta con poco alimentando nuestro autoestima con el éxito de otros (a los que se les enseña) y eso revela como la fórmula mágica, que traduce la medida de exacta de nuestra satisfacción personal y profesional. Ahora lo más importante sería mantener la ilusión.
En esta sociedad necesitamos que los docentes sean héroes para asegurar la enseñanza en los momentos más difíciles y en las condiciones más adversas.
Necesitamos aceptar que ganamos poco y garantizar que nos mantendremos abiertos, flexibles a aceptar las nuevas políticas y las nuevas propuestas gubernamentales, pero ahora es necesario lucidez para poder aceptar con éxito este reto, esta dura prueba a la que todos los días nos vemos expuestos.
El ser maestro y la tarea de enseñar es por lo tanto, todo eso, y mucho más es una bendición, un gran orgullo y un honor, el maestro ama lo que hace y no quiere ser otra cosa.




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